sábado, 11 de abril de 2015

Comienzo

Ha sido volver a abrir este fan-fic que empecé a escribir hace mucho tiempo, y no encontrar mejor manera de reiniciar este blog que mencionarlo a él. Otro claro ejemplo para ver que desde siempre te tuve presente. No te olvides nunca de nosotros y cuídanos mucho. Tio Justin, siempre fuistes un ejemplo a seguir. Te quiero.

Firmaba donde fuese para volver el tiempo atrás y tenerte de nuevo, no sabes como han cambiado las cosas y la falta que haces. Gracias por ayudarme a hacerme mayor y contribuir a ser lo que soy. No me dio tiempo a volverte a llevar a un partido de tenis...será algo que siempre te deberé...lo siento. 




En unos minutos estaba en la verja de la casa de mis tíos, me tomé la libertad de abrirla y pegar al timbre de la puerta. Había luces encendidas en la casa y el coche estaba en el porche, por lo que supuse que no se habrían movido en toda la tarde para esperar a ver a que hora llegaba yo. Tia Alice fue la primera cara que vi.

-¡Luna cariño!-me abrazó-Que alegría verte por aquí, ¿Como es que no tienes clases?¿Como andan tus padres? ¿Y Dickinson como es? Ya me ha contado tu madre por teléfono que tenéis una casa bastante amplia-me acosó a preguntas y nunca mejor dicho.

-¡Tía Alice!-exclamé, sinceramente era una de las personas de la familia y de aquí de Forks que me hacía ilusión ver, era la típica persona que se interesaba por ti pero no más de lo que tú le permitieses, siempre podía confía en ella.

Era de mi altura más o menos, de unos 42 o 43 años, rubia natural aunque a ella le gustaba echarse mechas en tonos más claros, ojos claros y un buen tipo.
Tio Justin no era más alto que nosotras pero era corpulento, era de la misma edad más o menos que tía Alice, moreno, con las facciones marcadas, la nariz chata y los ojos marrones.

-Ven, pasa y deja las cosas en la habitación que nos tienes que contar muchísimas cosas cielo-se percibía el entusiasmo en su voz.
Se echó hacia un lado del pasillo y yo avancé a la habitación, ya había pasado algunos días allí cuando mis padres se marchaban de viaje, sabía cual era la habitación que iba a ocupar y me dirigí hacia ella. Tio Justin estaba en el sofá del salón, viendo una película del oeste.

-¡Hombre Luna!-se levantó para darme dos besos-¿Que tal?¿Cómo te va?

-Hola Tío Justin, bien, Andy sigue con nosotros, papá y mamá trabajando casi siempre, y mi nuevo instituto cerrado hasta nueva orden por el temporal que había en Dickinson, dicen que dañó bastante el edificio.-